¿Por qué escucho tus sordos silencios?
¿Y por qué siento tu fuerte calor?
Pues tus palabras fundan mis oídos,
porque de tu calor surge mi amor.
Yo contigo paro la primavera.
Aquella que aguarda nuestra unión
bajo la sombra de un árbol a tu vera
con nuestras almas llenas de pasión.
Al fin alguien escucha mis suplicios,
los que no atrevo a decir por temor
a que conozca mi loco desquicio.
Aunque su existencia mi vida altera,
hace deleitearme en emoción
y eleva al cielo loca alma en pena.
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