domingo, 27 de enero de 2013

El sentido de la vida


“¿Para qué vivimos?” Esta cuestión me la he planteado varias veces y la he compartido con algunas personas, y suelo escuchar respuestas distintas.”¿Tiene sentido nuestra existencia?”

Los seres humanos nacen y mueren constantemente y, queramos o no, la muerte es inevitable. Dicho de esta forma, da la sensación de que la vida no tiene sentido. Sin embargo, si fuéramos inmortales, ¿tendría sentido la vida? Creo que, en ese caso, le quitaríamos valor a nuestra propia vida ya que lo que nos hace disfrutar al máximo de ésta es precisamente la muerte, y si no disfrutamos la vida, esta carecería de sentido. Es curioso, parece que no hay vida sin muerte ni muerte sin vida (esto último, es obvio).

Otra cosa interesante es que puedes estar vivo pero no estar viviendo: sólo cuando la muerte nos acecha nos entran ganas de vivir, pero ya es demasiado tarde. Aunque todos sabemos que vamos a morir, sólo prestamos atención a nuestra vida cuando ya se va a acabar, por ello debemos vivir la vida antes de que la muerte se nos presente. Pero... ¿en qué consiste esto de vivir?

La vida consiste en un conjunto de retos, superaciones y obstáculos para conseguir un objetivo, una meta. En el trayecto que nosotros recorremos para conseguir esa meta, vivimos. Distingo entre dos tipos de objetivos:

- Objetivos determinados: son aquellos que se pueden definir con claridad, y son posibles de alcanzar en su totalidad.
           
            Ej: Querer ser zapatero

            Cuando seas zapatero, alcanzarás el objetivo que te has propuesto totalmente, no puedes ser                     
            “medio zapatero”.
           
  - Objetivos indeterminados: son aquellos que no se pueden definir fácilmente, porque suele
            entrar en juego la subjetividad. Además, no son posibles de alcanzar en su totalidad.
           
            Ej: Querer ser buena persona
          
            Por un lado no es posible definir de forma concisa lo que es una buena persona, ya que es
            algo muy subjetivo. Por otro lado, siempre podrás ser mejor persona, aunque ya lo seas, por
            lo que es imposible alcanzar ese objetivo.
           
            Los objetivos indeterminados suponen una búsqueda y superación de éstos, es decir, nunca
            pararemos de acercarnos a ese objetivo en toda nuestra vida.

Una vez alcanzado un objetivo determinado, es necesario marcarse otro (ya sea determinado o indeterminado), y así sucesivamente. De esa forma, creamos nuestra propia vida, disfrutamos (o sufrimos) nuestras propias experiencias y tenemos nuestra propia identidad.

Tal y como dice J.D. Salinger en su libro El guardián entre el centeno: “Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre madura aspira a vivir por ella”.

Pero vamos a ver, después de todo este rollo, ¿la vida tiene o no sentido? Pensaréis. La respuesta es que nosotros damos sentido a nuestra vida, marcándonos objetivos y ambiciones a lo largo de ésta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario