lunes, 11 de noviembre de 2013

¿Por qué escucho tus sordos silencios?...

¿Por qué escucho tus sordos silencios?
¿Y por qué siento tu fuerte calor?
Pues tus palabras fundan mis oídos,
porque de tu calor surge mi amor.

Yo contigo paro la primavera.
Aquella que aguarda nuestra unión
bajo la sombra de un árbol a tu vera
con nuestras almas llenas de pasión.

Al fin alguien escucha mis suplicios,
los que no atrevo a decir por temor
a que conozca mi loco desquicio.

Aunque su existencia mi vida altera,
hace deleitearme en emoción
y eleva al cielo loca alma en pena.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Anoche soñé...

Anoche soñé que te amaba,    
¡nos fundimos al fin los dos!    
Y la muerte ya no importaba:  
ya no temía el adiós.                

Yo veía el diablo feliz                  
 y tus besos sabor regaliz:            
eran amargos labios los tuyos      
pero irresistibles tus murmullos.  

Pero tus caricias delataron
mis ilusas mentiras de mi alma.
Pero nuestros labios se unieron
mi vida se terminó: el alba.

Anoche soñé que te amaba,
¡perdón por querer tu calor!
Anoche soñé que me engañaba,
¡perdón por negar la razón!


domingo, 27 de enero de 2013

Lo malo y lo bueno


Matar, ¿es malo? Todo es relativo, y dada la incomprensión de la gente ante este punto de vista, era necesario que escriba esto.

Desde pequeño, mis padres llevan diciéndome sobre lo que es malo o bueno, y sobre que se debe o no hacer. Cualquier persona con dos dedos de frente pensará que no todo siempre es o blanco, o negro. El gris también existe, y no todo lo blanco es blanco ni todo lo negro es negro... Voy a ser sincero, en España no hay mucha gente con dos dedos de frente (al menos donde vivo) , y la mayoría de personas dice las cosas sin saber de lo que uno está hablando.

Hay dos factores que están presentes diariamente que influyen en lo que pensamos sobre si las cosas son buenas o malas: la sociedad (entendido como el conjunto de gente que nos rodea) y la ley. La sociedad nos influye en nuestro comportamiento ante los demás, y en consecuencia, en nuestra manera de pensar. La ley establece normas por el “supuesto” bien común, y nos dice lo que se debe hacer, lo que no, y nos castiga en caso de incumplir las normas. Ambos factores, establecen de manera diferente lo que es bueno y malo, de manera precisa (véase lo “normal” en la sociedad y el código civil y penal en la ley).

Como adolescente, soy testigo de lo que la sociedad y la ley son capaces de hacer a las personas que habitan en España. Si mata alguien a otro, veo por las noticias como la justicia le manda a la cárcel y la sociedad le abuchea cuando sale del juzgado. Supongo que alguien como yo se habrá preguntado las razones que llevaron a cometer un asesinato a esa persona. Supongo que muchísimos pensarán ahora mismo que un asesinato no se puede justificar de ningún modo. Ahí está la clave, la justificación, la razón, eso que nos diferencia de los demás animales, está ahí para usarse. Esa persona que ha matado no tiene que ser necesariamente mala (ni el hecho de matar, malo), pudo haber matado por una causa que desconocemos, y ante lo desconocido, es mejor no prejuiciar.

¡Eso es lo que hacen la mayoría de las personas! Se dejan influenciar por la ley y la sociedad, sin pensar por ellos mismos, entonces dejan de ser personas, son simples animales ya que no usan su razón, alguien o algo la usa por ellos.

Por si hay alguien que no ha entendido lo de los animales: ¿los perros son malos o buenos? Ni una cosa ni otra, porque se dejan llevar por instintos (igual que nosotros por la televisión). Si los humanos somos malos o buenos, es porque tenemos uso de razón y por eso mismo, debemos usar la razón para decidir si alguien o algo es malo o bueno. Para ello es necesario no dejarse llevar por la ley o la sociedad, y pensar por nosotros mismos.

Entonces, comenzaremos a ser libres.

Ej: Las leyes son firmes y si dos personas matan a otra (una con causa justificada y otra sin ella), para la sociedad y la ley, siempre lo que hicieron estuvo mal.

La razón


Me niego a aceptar que todo está escrito, el destino es una idea imposible para mi mente, ya que éste anula toda posibilidad de libertad humana y nosotros, como humanos, somos libres. Siempre tenemos la capacidad de elegir y tomar decisiones que repercuten a todo lo que está a nuestro alrededor. Sin embargo, al tener esta libertad, tenemos responsabilidad de nuestros actos, capacidad que tendemos a querer perder, intentando de cualquier forma, decir que “no teníamos elección”. Cada uno es dueño de sus actos, así como de sus consecuencias, y eso es innegable. Pero, ¿qué nos hace decantarnos por una decisión en vez de por otra? La clave está en la razón, que es la causa (o debería ser) de nuestras decisiones, así como su justificación. La razón es la llave de la libertad, y la libertades a su vez la llave de la humanidad, por tanto, sin la razón no seríamos humanos, y nuestra existencia carecería de sentido.

Todo tiene una razón de ser, una necesidad. Todo ello se puede simplificar en causas y efectos. Una causa produce un efecto que es, a la vez, la causa de otro efecto.

Causa -------------> Efecto
                               Causa -----------------------> Efecto

Aviso, a partir de aquí hablo sobre mi persona.

Tengo la mente “rota” desde hace tiempo: veo la realidad desde una perspectiva absolutamente científica y racional, por ello tiendo a cohibir los sentimientos inconscientemente, y soy tachado por ello. Análisis de la conducta humana, síntesis de teorías, investigaciones médicas, reflexiones filosóficas... son diversos procesos que realizo diariamente, casi de manera inconsciente. Sólo muestro mis sentimientos en confianza, teniendo en cuenta de que soy desconfiado desde que tengo conciencia, quizás porque la confianza es sinónimo de debilidad, aunque es necesaria para tomar afecto a alguien. Algunas personas ven esto como algo bueno, claro, esta es la explicación a las notas de mis evaluaciones (estoy en ciencias, obviamente) y a ciertos conocimientos (que son cosas positivas). Aunque a veces me pesan más los aspectos negativos que los positivos sinceramente, ya que no soy capaz de parar, siempre tengo que estar haciendo algo, como escribir para ponerlo en este blog.

El sentido de la vida


“¿Para qué vivimos?” Esta cuestión me la he planteado varias veces y la he compartido con algunas personas, y suelo escuchar respuestas distintas.”¿Tiene sentido nuestra existencia?”

Los seres humanos nacen y mueren constantemente y, queramos o no, la muerte es inevitable. Dicho de esta forma, da la sensación de que la vida no tiene sentido. Sin embargo, si fuéramos inmortales, ¿tendría sentido la vida? Creo que, en ese caso, le quitaríamos valor a nuestra propia vida ya que lo que nos hace disfrutar al máximo de ésta es precisamente la muerte, y si no disfrutamos la vida, esta carecería de sentido. Es curioso, parece que no hay vida sin muerte ni muerte sin vida (esto último, es obvio).

Otra cosa interesante es que puedes estar vivo pero no estar viviendo: sólo cuando la muerte nos acecha nos entran ganas de vivir, pero ya es demasiado tarde. Aunque todos sabemos que vamos a morir, sólo prestamos atención a nuestra vida cuando ya se va a acabar, por ello debemos vivir la vida antes de que la muerte se nos presente. Pero... ¿en qué consiste esto de vivir?

La vida consiste en un conjunto de retos, superaciones y obstáculos para conseguir un objetivo, una meta. En el trayecto que nosotros recorremos para conseguir esa meta, vivimos. Distingo entre dos tipos de objetivos:

- Objetivos determinados: son aquellos que se pueden definir con claridad, y son posibles de alcanzar en su totalidad.
           
            Ej: Querer ser zapatero

            Cuando seas zapatero, alcanzarás el objetivo que te has propuesto totalmente, no puedes ser                     
            “medio zapatero”.
           
  - Objetivos indeterminados: son aquellos que no se pueden definir fácilmente, porque suele
            entrar en juego la subjetividad. Además, no son posibles de alcanzar en su totalidad.
           
            Ej: Querer ser buena persona
          
            Por un lado no es posible definir de forma concisa lo que es una buena persona, ya que es
            algo muy subjetivo. Por otro lado, siempre podrás ser mejor persona, aunque ya lo seas, por
            lo que es imposible alcanzar ese objetivo.
           
            Los objetivos indeterminados suponen una búsqueda y superación de éstos, es decir, nunca
            pararemos de acercarnos a ese objetivo en toda nuestra vida.

Una vez alcanzado un objetivo determinado, es necesario marcarse otro (ya sea determinado o indeterminado), y así sucesivamente. De esa forma, creamos nuestra propia vida, disfrutamos (o sufrimos) nuestras propias experiencias y tenemos nuestra propia identidad.

Tal y como dice J.D. Salinger en su libro El guardián entre el centeno: “Lo que distingue al hombre inmaduro es que aspira a morir noblemente por una causa, mientras que el hombre madura aspira a vivir por ella”.

Pero vamos a ver, después de todo este rollo, ¿la vida tiene o no sentido? Pensaréis. La respuesta es que nosotros damos sentido a nuestra vida, marcándonos objetivos y ambiciones a lo largo de ésta.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Mi pecado es la lujuria

Mi pecado es la lujuria
que provocas en mi cuerpo.
Sólo tu haces posible
ver mi esencia de mis adentros.
Es el infierno tu piel.
La perdición son tus ojos,
que me cortan las alas
y en el vacío me caigo.
Sólo quiero caer para que
tu me castigues con dolor
dolor que sólo es placer
placer que sólo es amor
dolor que, es celestial,
placer tuyo de tu infierno,
pues buenos no son los ángeles,
ni maldad tienen los diablos.

Aquel amor

Acudes en aquellos silencios
y que sólo yo puedo oír,
controlándome con dulces besos,
¡esos que sólo puedo sentir!

Tu cercanía parece un sueño
como el color de tu gentil iris.
Mi corazón parece vacío
sólo si yo te veo al verte ir.

Y de tus ojos veo a través:
me veo a mí, cariño, besando
el hombre del que vive mi ser.

De tu piel yo siento solamente
aquel amor que sentimos nuestro,
me aleja la realidad presente.